Hoy quiero comenzar el relato hablándoles. Para ver el video hacé click aquí . La mayoría de las veces cuando me presento por escrito, el lector me imagina erróneamente en silla de ruedas, como si fuese el único destino de una secuela motora. Hasta el momento no necesité de ella, ni tampoco de un bastón. Cuando camino es notoria mi renguera y cierta falta de equilibrio, por lo que fue fundamental para mí aprender a dominar mi marcha, la cual me hizo comprar varios terrenos sin ningún tipo de moneda corriente. Fui entrenada desde pequeña por mandato y de adolescente voluntariamente desde la necesidad de independizarme y por ejemplo, adquirir estrategias para viajar en colectivo. Así fue como mi kinesióloga de ese momento me entrenó para hacerlo sola y para enseñar a los demás cómo ayudarme. Mi madre es docente de alma. Actualmente está jubilada. Pero también es de esas madrazas que en su momento eligió trabajar de sol a sol para que sus pollitos pudiéramos terminar nuestras carreras...
¡Bienvenidos! Por este medio compartiré mi experiencia entorno a la Encelopatía Crónica No Evolutiva (ECNE) conocida también como Parálisis Cerebral Infantíl (PCI). Con ella convivo desde mis dos meses de vida al contraer una meningitis que me produjo un paro cardio respiratorio de 45 minutos. Sin tiempo que perder, mi vida se transformó en un sinfin de desafíos para derribar mitos, barreas y prejuicios de los que hoy quiero hablar. ¿Quién dijo que no se puede? Tal vez se pueda de otra manera.